viernes, 28 de diciembre de 2007

CUANDO UNA VIDA DESAPARECE



La vida. Frágil,
sensible y fuerte a la vez, se tiene o no se tiene y, a veces, desaparece. El tercero de seis hermanos, aficionado a coger setas, a caminar por el monte y a hacer katxabas.
Hoy, 30 de junio de 2006, suman 225 días desde que Luís Rodríguez Proy desapareció con 58 años. Son 5.400 horas de angustia y desesperación para la familia, aunque la esperanza está ya perdida. Tristeza y un vacío inmenso para su madre de 88 años que sólo quiere pensar que su hijo no ha sufrido maltrato ni dolor.
El 17 de noviembre de 2005, una tarde de lluvia cerrada sin saber cómo ni por qué, desapareció. Josefa, una de sus hermanas, cuenta que se sienten solos, ya que parece que las instituciones no pueden (¿?) hacer más. Eran las ocho de la terde aproximadamente, cuando se le vio por última vez, hablando con un desconocido a escasos metros del restaurante El Txoko. Llovía mucho. ¿Adónde y con quién se marchó Luis, enfermo de Parkinson?¿Por qué no hay noticias de las personas que hablaron con él justo en aquel momento?¿Qué pueden temer? No es posible que en tanto tiempo la conciencia duerma tranquila sabiendo que no colabora en su búsqueda.
Desde la asociación Inter-Sos se pide que el Gobierno tome las medidas oportunas que lleven a una total coordinación entre todas las Fuerzas de Seguridad del Estado en la búsqueda de personas desaparecidas-incluidas las pilicías autonómicas y locales-, que, hoy por hoy, no existe. Hay que insistir.
Es una persona que ha desaparecido. No un reloj que se ha perdido. Hay casos de quienes no han querido ser encontrados y se respeta su voluntad. Pero lo que se pide es el derecho a la información, el derecho de los familiares a conocer si sus desaparecidos están vivos o muertos, aunque en el primer caso no estén autorizados a conocer su paradero actual y, en el segundo, sólo pueden darles una sepultura digna.
Queremos hacer pública la desaparición de Luis para que su caso, como el de otros 16.000, no quede en saco roto, y para que quien sepa algo hable sin miedo a nada, para que una familia que se reunió al completo con él por última vez en Ribadelago de Sanabria (Zamora) para pasar el verano, descanse.
Ojalá puedan retirar la denuncia hecha a la policía. Significaría que lo han encontrado, aunque sea sin vida.
Para Luís Rodríguez Proy. Esté donde esté.


Escrito por Bego Caballero
Oiz!
Revista de Durango y Zornotza. Julio 2006