martes, 29 de septiembre de 2009

«Cada instante me pregunto qué le pasó»

Familiares de desaparecidos durante una
de las reuniones de la agrupación./ BORJA AGUDO






Una asociación vizcaína presta apoyo psicológico de manera gratuita a familiares de desaparecidos

elcorreodigital.com

21.09.09 - MARÍA CORCUERA. ARRIGORRIAGA

Al marido de Ramoni Armas, Jesús Lorido, le buscan desde el 23 de septiembre de 2002, cuando desapareció en la localidad vizcaína de Santurtzi, donde reside su familia. «No se llevó nada, ni documentación, ni dinero... Nadie que no haya pasado por esto puede imaginarse lo que es dar mil vueltas al mismo día, una y otra vez, no saber si se marchó o le pasó algo». Ramoni no ha dado con la respuesta, pero encuentra cierto consuelo cuando comparte su historia con quienes desgraciadamente la comprenden.
Y es que el dolor de la pérdida de un ser querido se eleva varios enteros -si es que hay manera de medirlo- cuando esa persona ha desaparecido sin dejar rastro y el que espera se tortura imaginando qué habrá ocurrido sin hallar respuesta. Y así día tras día, año tras año. «No hay jornada en la que no te preguntes qué le pasó y dónde estará», coinciden los familiares de desaparecidos.
Ahora tienen un espacio donde desahogarse y compartir su dolor con otros que están pasando por una situación similar. Se reúnen en la localidad vizcaína de Arrigorriaga, con el apoyo de Psikolausen, una asociación que comenzó a funcionar a principios de año para prestar apoyo psicológico profesional y gratuito a quienes han perdido a alguien cercano.
Cuatro psicólogas alientan y consuelan a los familiares. El grupo surgió tras las primeras jornadas de desaparecidos que se organizaron en la localidad. «Nos dimos cuenta de que cuando se acaba la atención de los medios de comunicación y todo vuelve a la normalidad, las familias están solas. Se quedan vacías y no saben dónde acudir», explica Rosana del Moral, del equipo de Psikolausen, quien distingue este duelo de otros, «como cuando muere un familiar por una enfermedad, por ejemplo». «En la cabeza de una persona que ha perdido la pista a alguien querido no hay descanso. Alguien les tiene que decir qué les ocurre y por qué. Es importante que vean que todos pasan por el mismo proceso».
Durante estas sesiones les animan a exteriorizar sus sentimientos. Por el momento, son un grupo reducido de mujeres las que se juntan, media docena como mucho. «La angustia que vivieron en aquellos intensos momentos se ha quedado dentro de ellas y a veces les cuesta hasta respirar». Para «liberarla» María Lasso de la Vega y las otras psicólogas que la acompañan les enseñan técnicas de relajación, sencillos movimientos corporales que pueden hacer en casa. Además, hablan mucho con ellas. «Es lo que necesitamos. Después de tanto tiempo, la gente ya no sabe muy bien qué decirte y tú no quieres resultar pesada con lo mismo», reconoce Angelita García, madre de Emilio Eguiluz, desaparecido hace 7 años en Arrigorriaga. La localidad celebraba sus fiestas patronales y Emilio salió a dar un paseo. «Sufría trastornos de sueño y podía caer dormido en cualquier parte. Yo siempre le decía que anduviera por el pueblo y no puedo evitar preguntarme continuamente qué le pasó aquella tarde, es un sin vivir». Su caso fue el origen de las jornadas de desaparecidos que se celebran en el municipio, una cita prácticamente única en el Estado. «Hay que promover iniciativas así para que veamos que no estamos solos».
«Miras estés donde estés»
Estas jornadas y las sesiones de Psikolausen son, en todo caso, pequeñas píldoras de alivio porque el dolor no desaparece nunca. Segunda Rodríguez no sabe nada de su hermano desde que salió de casa el 17 de noviembre para dar un paseo por los montes de Durango. Su hija es psicóloga y una de las impulsoras de este grupo, una «vía de escape» para sobrellevar el sufrimiento de no saber nada más de su tío.
«Cuando son adultos -dice- puede parecer que se han marchado porque han querido. Los primeros días teníamos la esperanza de que hubiera sido así, pero se va perdiendo». No obstante, nunca se renuncia a la posibilidad de dar de nuevo con ellos. «Miras en los ríos y en las cunetas, estés donde estés, aunque sepas que es casi imposible que le encuentres ahí. Cuando oyes que otro ha desaparecido y que están peinando la zona piensas que quizá puedan encontrarle».

"Lo que importa es, que ella se ha acordado de mi, sólo me ha visto una vez, y ya se acuerda de mi" (El club de los poetas muertos, 1989)

Hoy he recibido una reprimenda, me he olvidado de alguien a la hora de los agradecimientos hacia las personas que nos ayudaron en el encuentro de las entidades organizado por la CAN. Este hecho me ha hecho pensar que, desde que Psikolausen comenzó a andar (he de confesar que con pasos lentos y trémulos) ha habido una serie de personas que nos han ayudado y nos han apoyado, siendo en algún momento piezas clave en el proceso de creación y desarrollo de nuestra asociación.
Aunque es posible que este post, finalmente, suene como una entrega de los premios Goya, y sin saber todavía si Psikolausen va a llegar a evolucionar (hay momentos que te hacen dudar) creo que es algo que tengo que hacer. Un pequeño reconocimiento para todas aquellas personas que nos han dado mucho.
Tengo que empezar por Joseba, que al ser el más cercano, es también el más olvidado. ¡No se qué hubiese hecho durante todo este tiempo, sin su apoyo, ánimos, ayuda y su sonrisa! Muchas gracias.
Miguel, ¡qué hubiesemos hecho sin tí! En esos momentos en los que nosotras no llegábamos por falta de tiempo, ahí estabas. Papeles que entregar, encuestas, encuestas para poner nombre a la asociación, tu apoyo a Rosana y a la asociación asistiendo a las Jornadas. Muchas gracias.
Un beso también para Segunda, la madre de Rosana y también me gustaría dar las gracias a todas las personas que, aunque yo no conozca, seguro que han apoyado de una manera u otra a Ana, a María o a Rosana. Muchas gracias a todas las que me han apoyado a mi (un besote mamá).
Ana, María, Rosana, gracias por vuestro esfuerzo constante.
Lo que he pretendido hacer, aprovechando este espacio, es no dejar olvidado a nadie y que nadie se sienta olvidado.