Viernes, 26-06-09
ABC.e
Un tatuaje, una malformación, un implante estético, el número de pie, el color de los ojos... Cualquier dato que sirva para buscar a una persona figurará en la base de datos de desaparecidos y cadáveres sin identificar, presentada ayer, y estará disponible para todas las policías españolas a partir de enero previsiblemente. Las novedades son sustanciales: un modelo único de denuncia, que se vuelca en un fichero también común, unos criterios de investigación compartidos -o esa es la aspiración- y un seguimiento de los casos marcado por plazos temporales más reducidos que los actuales.
En teoría, dará igual denunciar en un pueblo de cien habitantes que en Madrid capital. De inmediato se valorará si es una desaparición de alto riesgo (menores o adultos cuya vida esté en peligro o presente una discapacidad o sea víctima de un secuestro...). Si se confirma el caso, policía científica y judicial empezarán a coordinarse desde el minuto uno; se alertará a toda España y también a nivel internacional e incluso se podrá crear una célula de seguimiento, además de cruzar los datos en las bases policiales (ADN, huellas, indicadores biométricos). En los supuestos en que no exista máxima urgencia, el sistema emitirá alertas si los investigadores incumplen los plazos fijados (el primero de una semana).
Cuando la base de datos se ponga en marcha, Interior tiene previstos dos pasos más, que ayer avanzó el secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho: la implantación del sistema de alerta por desaparición de alto riesgo (Sadar) y el funcionamiento del teléfono 116000. El Sadar emitirá alertas encaminadas a buscar la colaboración ciudadana en casos complejos, vía medios de comunicación, como en Estados Unidos, mientras que el 116000 será un teléfono de atención social para casos de niños desaparecidos, gestionado por una ONG.
Un tatuaje, una malformación, un implante estético, el número de pie, el color de los ojos... Cualquier dato que sirva para buscar a una persona figurará en la base de datos de desaparecidos y cadáveres sin identificar, presentada ayer, y estará disponible para todas las policías españolas a partir de enero previsiblemente. Las novedades son sustanciales: un modelo único de denuncia, que se vuelca en un fichero también común, unos criterios de investigación compartidos -o esa es la aspiración- y un seguimiento de los casos marcado por plazos temporales más reducidos que los actuales.
En teoría, dará igual denunciar en un pueblo de cien habitantes que en Madrid capital. De inmediato se valorará si es una desaparición de alto riesgo (menores o adultos cuya vida esté en peligro o presente una discapacidad o sea víctima de un secuestro...). Si se confirma el caso, policía científica y judicial empezarán a coordinarse desde el minuto uno; se alertará a toda España y también a nivel internacional e incluso se podrá crear una célula de seguimiento, además de cruzar los datos en las bases policiales (ADN, huellas, indicadores biométricos). En los supuestos en que no exista máxima urgencia, el sistema emitirá alertas si los investigadores incumplen los plazos fijados (el primero de una semana).
Cuando la base de datos se ponga en marcha, Interior tiene previstos dos pasos más, que ayer avanzó el secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho: la implantación del sistema de alerta por desaparición de alto riesgo (Sadar) y el funcionamiento del teléfono 116000. El Sadar emitirá alertas encaminadas a buscar la colaboración ciudadana en casos complejos, vía medios de comunicación, como en Estados Unidos, mientras que el 116000 será un teléfono de atención social para casos de niños desaparecidos, gestionado por una ONG.
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